Humanidades y Ciencias de la Conducta

Necesidad del enfoque humanista en la educación del futuro

The humanist approach the education of the future

Diana Guadalupe Garza-Puente[1]


RESUMEN

La educación conforma ciencias y tecnología, inter­viniendo de manera adyacente el término ser, per­sona y hombre; la aplicación de Tics ha desvirtuado estos términos por la transición de la personalidad adquirida a través de ellas; originando la necesidad de afectación en conciencia y realidad social. El bi­nomio de aprendizaje debe generar y apoyar la cultu­ra para generar conducta, estructurando lo filosófico con lo teórico-práctico al emanar el desarrollo inte­gral armónico del hombre. Las habilidades blandas han sido limitadas por tics, se origina un nexo que retome una pedagogía humana que considere emo­ciones, desarrollo de capacidades y expansión de creatividad, cosas relegadas por las apps. Actual­mente el ser humano tiende a conductas hostiles, perdiendo la interrelación y emotividad, dando origen a la afluencia de inteligencia emocional; sin em­bargo, estas percepciones son condicionadas por contextos en redes tecnológicas, afectando subconsciente, contrarrestándolo con prácticas de sugestopedia. Por tanto, la nueva era en tecnologías vincula un déficit motivacional que amerita refuerzo de personalidad. Las Tics no están por encima del conocimiento, de ahí la generación de mejores prácticas que considere una cognición distribuida a través de un aprendizaje constructivista, ya que las relaciones sociales se vuelven cada vez más complejas, con influencia y dependencia continua, perdiendo identidad, valor, afectividad y por tanto afectación directa del ámbito cognitivo-emocional. Así pues, el alto dinamismo de la vida moderna conlleva requisitos cada vez mayores de calidad de formación, originando el transhumanismo reforzado de relaciones interpersonales, como condición de desarrollo del alumno en esta trayectoria educativa.

Palabras clave: educación, humanismo, futuro.

 

ABSTRACT

Education forms science and technology, intervening in an adjacent way the term being, person and man; The application of Tics has distorted these terms by the transition of the personality acquired through them; Originating the need for affectation in conscience and social reality. The binomial of learning must generate and support the culture to generate behavior, structuring the philosophical with the theoretical-practical by emanating the integral harmonious development of the man. Soft skills have been limited by tics, it creates a nexus that retakes a human pedagogy that considers emotions, capacity development and expansion of creativity, things relegated by the apps. Nowadays, the human being tends to hostile behaviors, losing the interrelation and emotiveness, giving rise to the influx of emotional intelligence; However, these perceptions are conditioned by contexts in technological networks, affecting subconscious, counteracting it with practices of Sugestopedia. Therefore, the new age in technology links a motivational deficit that deserves reinforcement of personality. ICTs are not above knowledge, hence the generation of best practices that consider a distributed cognition through constructivist learning, since social relations become increasingly complex, with influence and dependence Continuous, losing identity, value, affection and therefore direct involvement of the cognitive-emotional field. Thus, the high dynamism of modern life entails increasing requirements of quality of training, originating the reinforced transhumanism of interpersonal relations, as a condition of development of the student in this educational trajectory.

 

Keywords: education, humanism, future.


 

INTRODUCCIÓN

La educación se ha formado a través de múltiples filosofías y el insoslayable cambio en todas ellas, esto mediante el análisis de puntos ideoló­gicos y críticos, basados en ciencias y tecnología; pero sigue vigente la pregunta… ¿para que se edu­ca? interviniendo en ello el punto de vista filo­sófico, que es una decisión objetiva del binomio alumno-maestro, situando a este primero por ser la mayor parte de responsabilidad, puesto que el espera un más allá de lo que se es y el docente por su parte inyecta entusiasmo y sentido a la edu­cación programado por su entorno físico y so­cial, siendo además en ello persona. El rasgo persona, implica, según la Psicopedagogía 209 (2011) que la razón humana adquiera valor su­premo, “formar al hombre en cuanto hombre” como característica educativa; la necesidad ac­tual de reorientar la educación de manera cons­tructivista con creatividad y aplicación del co­nocimiento permite una construcción social comunitaria a través de la educación emotiva, por ello, la creatividad es considerada como una construcción clave para la educación del siglo XXI, según indica Henriksen, et al. (2018).

 

La educación por la aplicación y apoyo de las tecnologías de la información y comunicación implica revitalizar el humanismo tan desvirtua­do del ser por el conocimiento y manejo tecnoló­gico, comparando la transición de la personalidad adquirida por las tecnologías, la reestructu­ración metodológica docente para retraer al estu­diante a la condición humana-persona tan nece­saria en estos tiempos. Razón por la cual, García (2017) explica el término transhumanismo como rediseño del ser humano mediante la interven­ción tecnológica en capacidades humanas, físicas, cognitivas y por tanto de personalidad.

 

La educación produce hombres, otorga felici­dad en el conocimiento de las cosas, pero al ins­truir se hace acopio de información que al enseñar y comunicar ésta presenta un déficit en el cerebro del alumno, por lo que la investigación es originar información nueva, este enfoque se complementa con una deseable visión holística de formación humana con habilidades que afecten la conciencia sobre le educación superior y su futuro, de ahí, la evaluación de la educación que recibirán en un futuro. Ben-Shahar (2018) en su modelo SPIRE, permite una visión holística de la vida como un todo, en referencia al uso de las tecnologías con enfoque de relaciones interpersonales al determinar que las generaciones jóvenes no son felices a causa de las relaciones virtuales; luego entonces, la importancia de una educación emocional como parte de las habilidades blandas sujetas a formación, enfatizadas en inteligencia emocional y conjugadas con la educación recibida, permiten satisfacción de relaciones sociales del alumno como parte de su formación integral (Mira-Agulló, et al., 2017), al aprender el desarrollo de relaciones, en donde sus habilidades conductuales en aspectos multidimensionales afectadas por el desarrollo de habilidades blandas conjugan los saberes del aprendizaje significativo como necesidad del enfoque humanista en la educación actual y futura.

 

En definitiva, al retomar una pedagogía huma­na que relegue lo perdido por apps, afecta en for­ma directa la emotividad, interrelación, construc­ción y motivación. La nueva era de la tecnología amerita en forma paralela a su desarrollo y aplicación, despertar en el alumno el potencial físico, psíquico e intelectual, reforzando su personalidad.

 

DESARROLLO

El papel del maestro ha sufrido mudanza de término debido al manejo de las tecnologías de la información y la comunicación, en donde era el magister (más) en una perspectiva donde más sabía, más poseía y daba más y más podía, lo cual se ha minado considerablemente, sin embargo, el término profesor (profesa) el que defiende o impone su punto de vista se ha mantenido soste­nido en una experiencia absoluta; el alumno por su parte, ha cambiado el rol de discípulo (el que aprende) al del papel actual, alumno (el que se alimenta) dejando la responsabilidad en el profe-sor a cargo; por su parte, la universidad juega el papel de dar formación como institución de carácter social, analizando e interpretando “procesos de desarrollo humano, superando las diversas problemáticas sociales, culturales, históricas y económicas” (Pedroza, 2014, p. 10) en el alumno, afectando a la sociedad y visión ecológica, hoy en día.

 

Un factor clave y que se agrava es lo que la so­ciedad pide en el proceso de enseñanza-educación y lo que se entrega como producto, dando responsabilidad directa a los programas académicos y a la formación docente; si bien se ha visto que interviene la interacción entre perso­na y ciencia en el desarrollo místico como téc­nica de la enseñanza, ambos conjugan la rea­lidad con el valor que se le otorga a la misma.

 

Así pues, según análisis propuesto en la dimensión del contexto educacional, se conjugan factores de realidad, educación en la persona (ser), y el resultado del valor de la educación conforme a ciencia (Hacer) (Figura 1).

Así mismo, la productividad filosófica del alumno, es resultado de su cultura, símbolo de su realidad, conjugada con su naturaleza como realidad física; por tanto, con su cultura externa su sabiduría en el saber” práctico y reflexivo, en  su racionalidad (Figura 2).

 


 

Por ello, la educación prosigue una labor de saber ideológico afirmativo que altere” o reafirme conciencias y realidades sociales, tocando un co­nocimiento metafísico, conociendo más allá de la experiencia y la experiencia propia, orienta­da a estructurar la misma experiencia, es decir, conjugar la filosofía (saberes no científicos) con las teorías (saberes científicos) como educación y su práctica; esto al lograr un lenguaje educativo que coincida con el de la vida corriente, conjugando la razón educativa del ¿qué puedo hacer? ¿qué debo hacer? ¿qué me cabe esperar? originando el Ser” (Fullat, 1979, p. 78), apoyado de teo­rías técnicas para alcanzar el fin. Continuando con Fullat manifiesta que “la práctica real de la educación no viene jamás totalmente explicada por las teorías científicas que la avalan” (p. 80). La educación es un proceso, de ahí su contenido, la libertad de cátedra permite la implementación de valores culturales distintos, afectando conciencias, es decir, cómo se educa y hacia dónde se educa, complementando deseos, medios y fines afectados por los estímulos recibidos y su integración y respuesta, al crear una dependencia educativa social y su afectación. Sin embargo, los cambios familiares en la sociedad es un factor fundamental catalizador en el alumno, valores y esquema social, la escuela refuerza valores y la forma de vida en sociedad, regulando comportamientos, de ahí la importancia humanista en conservar o transformar la educación futurista basadas en tecnologías; reforzando el pilar educativo de aprender a vivir juntos a convivir con los demás y a ser.

 

No obstante, en la actualidad, la relación familia, estado, escuela convergen en una estructura afectando el qué educar, obteniendo un clima educativo en conflicto metodológico, social, cul­tural e incluso político; la capacidad de enseñar y los valores en una estructura social, se consideran datos” no distinguiendo de lo positivo o negativo, omitiendo una educación en contenido; por tanto, la búsqueda de la verdad es solo apariencia educativa en este aspecto, omitiendo que “La educación también consistió en el proceso que se dirigía hacia la <humanitas> o el desarrollo integral armónico del hombre” (Fullat, 1979, p. 250). La libertad del alumno plasmado en un ser fuerte, anunciando coraje para superar los condicionamientos presentes al implementar estrategias y tácticas tomando decisiones…se ha minado, la aparición de la tecnología electrónica limitó su capacidad de juicio, abandonando su identidad; sin embargo, el esfuerzo cede paso al interés, por lo cual el catedrático debe enfocar los principios de la educación a responder a los in­tereses y a las necesidades del alumno, la escue­la en sí es vida y no prepara para la vida, la coo­peración es más importante que la competencia y se aprende resolviendo problemas no a través de la transmisión de poderes, según referencia Fullat (1979, p. 355), es decir, refuerzo en la per­sonalidad, conducida por su afectación de inteli­gencia artificial, una aportación muy congruen­te con el estilo, ritmo y dinámica de vida actual.

 

Por lo anterior, se enfatiza que el alumno es perfectible y lo ayuda el sistema escolar y las técnicas docentes implementadas, orientando al hombre a su ser, a través de compromiso, apertura, intencionalidad, trascendencia y comunicación, nexo necesario entre la unión tecnología y sociedad. La educación es una tarea maravillosa,  sin embargo, “el educador ama a sus educandos, pero, ni el amor a los educandos en el acto pedagógico (…) llega jamás a su plenitud” (Fullat, 1979, p. 433). La escuela del siglo XXI consolida el pensamiento humanista en concordancia con  una época representada por la diversidad y dina­mismo social, Pedroza (2014) indica que el desarrollo tecnológico ha generado un marco de cibernética y sistemas computacionales de comunicación rápida pero relegando relaciones humanas, convirtiendo el ser en individual, olvidando lo social, por ello la necesidad de retomar una pedagogía humana que considere emociones, desarrollo de capacidades y la expansión de creatividad (pp. 18, 29). Actualmente el uso de apps ha relegado las relaciones presenciales y humanas, con convivencia y vida individual, y aunado a ello la educación jerárquica que deja de lado las ciencias sociales y humanísticas, como las artísticas, descuidan el intelecto, la emoción y la lúdica que necesita la educación actual, sujeta a competitividad, comprendiendo lo señalado por Pedroza (2014) “que lo que más necesita el cerebro de otro a nivel educativo es educación emocional y no educación de carácter cognitivo-disciplinar” (p. 48).


 

El mismo autor, señala que “es deseable que la escuela del siglo XXI se consolide en el pensamiento humanista donde habilidades y competencias son consideradas en la medida que las ciencias humanas lo estén (…) en concordancia con la época representada por la diversidad y el dinamismo de la sociedad contemporánea originando una práctica educativa, holística e incluyente; en donde el sistema de enseñanza y su comprensión permitirá un beneficio social dando aplicación a lo aprendido en la orientación adquirida por ella, punto de transformación estratégica en formar alumnos de manera apropiada a la época en base a la reconfiguración social.

 

Actualmente el ser humano desarrolla tenden­cias de agresividad y depresión, reflejadas en su hostilidad y aplicación delictiva en el sistema social, de ahí la necesidad de reorientar la educación de manera constructivista con creatividad y aplicación del conocimiento, permitiendo una construcción social comunitaria a través de la educación emotiva, según se muestra en el análisis de la Figura 3. Por ello, la creatividad es considerada como una construcción clave para la educación del siglo XXI, indica Henriksen, et al. (2018).

 

No se omite comentar, que la educación emo­cional como parte de las habilidades blandas sujetas a formación, enfatizadas en inteligencia emocional y conjugadas con la educación recibi­da, permiten satisfacción de relaciones sociales del alumno como parte de su formación integral (Mira-Agulló, et al., 2017), éstas evaluadas hoy en día por los observadores, empleadores y sociedad, enfocan al alumno a contar con socios de los cua­les aprenden el desarrollo de relaciones, en donde sus habilidades conductuales en aspectos multi­dimensionales afectadas por el desarrollo de ha­bilidades blandas conjugan los saberes del apren­dizaje significativo, interviniendo la motivación.

 

Analizando lo anterior, y en base a Soriano y So­riano (2014, p. 73) señalando que “los cambios que se han gestionado en el sistema educativo nacional con la finalidad de mejorar la calidad en la educación, en su mayoría, ignora la teoría”, puesto que en la educación el papel de la peda­gogía sistémica educa para la vida y sobre la vida (Ventura, 2014, p. 93), conjugando el ambiente para mantener una condición estable y cons­tante de autorregulación, con la capacidad de equilibrio, por tanto, la conducta en general está condicionada no solo a lo individual sino a las ca­racterísticas a las que se pertenece, sin embargo, de igual forma el pensamiento crea un concepto real, virtual y explícito, es decir, dirige su reali­dad en su proceso de percepción-experiencia; por lo cual, merece atención inmediata el con­texto del estudiante, puesto que el contexto de redes de la nueva era condiciona su consciente alcanzando el subconsciente afectando su inte­ligencia multidimensional (intrapersonal e in­terpersonal), es decir, es un estímulo activador que cambia la conducta, como su significado, en especial la educación con enfoque humanista.

Por tanto, en el proceso aprendizaje se debe enfocar al subconsciente, es decir, retomar la prác­tica de la sugestopedia como un sistema estructurado, cuyo resultado metodológico está comprobado al destapar reservas mentales necesarias hoy en día, y las cuales se han afectado por la tecnología. La nueva era en tecnología afecta las necesidades de amor y pertenencia (Abra­ham Maslow), así como la estima, los cuales se vinculan a la soledad y ansiedad de una máqui­na, creando como resultado déficit motivacio­nal (necesaria para el desarrollo de habilidades blandas) y el ser, desbalanceando al individuo, aún y con sus relaciones superficiales tecnoló­gicas en redes sociales. Acevedo (2015) reafirma que, en una entrada de diario del 14 de diciem­bre de 1967, Maslow confió: “El mundo universitario ahora puede, en mi opinión, caracterizarse esencialmente como confuso de valor, descon­fianza de valor, contra valoración, odio de valor. No sabe lo que está mal o lo que está mal y tal vez ni siquiera creen que es posible, o que existen tales cosas.” Cuestión preocupante vigente hoy en día.

 

En esta situación actual en que la educación se basa en las tecnologías de la información y comunicación (Tics) y crea una sociedad de in­formación cuya homogeneidad amerita conoci­miento de saberes tanto científico como personal con visión de educación hacia una sociedad que viva en paz, toma relevancia la función/ tarea de la educación en estos sistemas, puesto que no solo se debe favorecer al proceso educativo, sino también en el ámbito humano de aprendizaje en el ser-hacer-tener, en donde Ventura, indica que se aprecian los puntos ciegos, los esquemas mentales y circulares del alumno, siendo consciente y facilitando la labor educativa (2014,

p. 119).

 

Así mismo, Alguacil (2014) menciona que al alumno se le debe concientizar del inmenso potencial físico, psíquico e intelectual que posee, un potencial ilimitado en el ser humano (p. 113), referenciando la sugestividad como factor de personalidad independiente de la inteligencia que en favor de estimulación favorece al Ser hu­mano. Esta acción del maestro es a través de la palabra y la vida, por lo que Guerra (2014) apoya que (…) Educar para caminar hacia una socie­dad que viva en paz dentro de diferencias indi­viduales y culturales, prestando “una educación superior, que permita, en la realidad del aula, formar personas que sepan combatir la violen­cia con una actitud de paz positiva” (pp. 230, 237); tan necesarias en la sociedad hoy en día.

 

La educación para la paz, ha creado diferen­tes metodologías para trabajar los conflictos de manera de microanálisis y macro análisis, ac­tuando transforma; transformando, crea una realidad que, a su vez envolviendo, condiciona el modo de actuar (Serrano, et al., 2014: p. 246) contrarrestando el contexto de redes de la nueva era, puesto que tanto tiempo en pantallas con distractores educativos afectan el Ser.

 

Las TIC´S no pueden estar por encima del co­nocimiento, puesto que han sido usadas para mejorar la eficiencia de los modelos educati­vos no para transformarla, menciona Serrato et. al. 2014, p. 252); sin embargo, esta información que emana propicia la construcción de conocimientos, noción de vida y entorno, esto es, “se torna más etéreo e inasible en contextos ciber­néticos por los sistemáticos alejamientos de la realidad en la que viven los niños y jóvenes, siempre dispuestos a conectarse con tópicos aislantes de su medio para mantener distancia  de su “aquí y ahora” (p. 253), mutando sus pro­cesos culturales y de comunicación, perdiendo su identidad y construcción, puesto que la di­mensión de red social es una masa sin identidad.

 


En este sentido, es necesario construir una nueva perspectiva de una educación del futuro más humanizada e idealizada, transformando paradigmas y despertando conciencias, de ambos la­dos del binomio educativo teórico-práctico, ge­nerando un conjunto de aprendizaje activo y pro­ductivo orientado al desarrollo holístico del ser humano, como una gran practicidad a la vida real de manera socio multieducacional (Paymal, 2014, p. 319) y un alza de conciencia personal y grupal del ser humano, por ello la nueva educación se basa en conciencia y paradigmas educativos de atención, logrando sinergia mundial con herramientas pedagógicas biorreconectadoras (Figura 4).

 

Acevedo (2015), señala como conciencia a “la conciencia humana, la intencionalidad ha­cia los fines, la identidad propia a través del tiempo, la retención de valores, la apertura a la construcción de la comunidad y, sobre todo, la dignidad de todo ser humano” (párr. 11).            



En el aspecto social, factor prioritario hoy en día, enfatiza Loyo (2010) que se escucha a diario comentario sobre expe­riencias escolares, proliferan notas sobre el sistema y comparaciones con otros países, entre ese conjunto de vivencias propias y ajenas, de opiniones y datos fragmentados, resulta difícil orientarse para formar puntos de vista propios que sirvan sobre todo para actuar, para sentirse participa y no sólo observador pasivo de lo que sucede en las escuelas y universidades (p. 7) por ello, es prioritario ordenar y jerarquizar el conocimiento de valores que se posee, conjuga­do con el acceso a la información a través de las redes sociales y sistemas e-learning y un com­parativo a nivel internacional entre jóvenes; re­quiere ver los puntos de atención inmediata y reforzarlos, como en el caso de una educación positivista a lo que se apega lo internacional, re­formando o reforzando contenidos curriculares, analizando generaciones actuales y anteriores, sus aciertos y errores, fomentado formación y actualización con repercusión futura.

 

De igual manera, manifiesta Loyo, que se es­tán agregando además la creación de escuelas privadas que no cumplen con lo mínimo para un adecuado funcionamiento, coexistiendo con ins­tituciones de prestigio, debiendo pactar ejes en el aspecto de bienestar y desarrollo integral de los alumnos, así como su formación integral para la vida y el trabajo, minimizando los impactos de su desarrollo en el ámbito social, y no sustentadas únicamente en manejo de tecnología e-learning.

 

Las Tics han modificado de manera irrevocable la vida personal, social y global en el siglo XX y XXI, digitalizando la cultura a través de redes, afectando por tanto la educación. Palamidessi, Galarza, Landau y Schneider (2006) señalan que “este nuevo escenario (…) ha comenzado a generar transformaciones en los modos en que se organizan, se piensa y se articulan los procesos edu­cativos”, las Tics y redes son herramientas claves de motivación, comunicación, reintegración a los sectores (…), sentido y pertenencia social (p. 9). Se ha visto la potencialidad de esta herramien­ta para el desarrollo del ámbito educativo, pero… esta potencialidad se recrea, se usa y se practica en base a la capacidad de los sujetos y sociedades que la utilizan, por ello la reflexión teórica de generar mejores políticas en torno a ella, consi­derando la inteligencia o cognición distribuida.

 

La cognición distribuida (organización social, Tics, educación) es una rama de la ciencia cogni­tiva, propone que la cognición y el conocimiento no se limita a un individuo, sino se distribuye a través de objetos, personas, objetos y herramien­tas en el entorno (Santa-María, 2013, párr. 1, 3). El objetivo de la cognición distribuida es descri­bir la cantidad de unidades distribuidas que se coordinan mediante el análisis de las interacciones entre personas, los medios de representa­ción utilizada, así como el marco [sociedad] en que se realiza la actividad. Abordando la transformación y exigencia de la sociedad de la informa­ción, interdependientes, dado que se presenta la estimulación guiada, en donde se estimula o reorienta el pensamiento.

 

Palamidessi, Galarza, Landau y Schneider (2006) señala que “Un incesante torbellino de fuerzas aparenta estar desarmando una a una, las certezas y las formas que en el siglo anterior, trabajosa y conflictivamente la sociedad había construido para producir gobernarse, comunicar y educar (…) produciendo una innumerable cantidad de expresiones y conceptos para nombrar los rasgos novedosos que están surgiendo en las tramas sociales” (p. 13). Esta era de la información y de sociedad-red logra un impacto inusi­tado y en amplios círculos de opinión, dando a la tarea de revisar esta integración, comprender la  convivencia actual del sentimiento de que algo sagrado que debe ser preservado se está destruyendo [la educación y su humanidad] en un mun­do que parece integrándose de diversidad de acciones humanas interdependientes socialmente, “de este modo, las relaciones sociales se vuel­ven cada vez más complejas y, el ritmo de las sociedades se incremente; cuando más tecnifica­da, extensa y compleja es la sociedad, mayor es la cantidad de individuos que se influyen y depen­den continuamente de los demás para los actos más simples y cotidianos”; entonces, dónde que­da la identidad, lo afectivo lo cognitivo del indi­viduo, por ello se debe de trabajar en conductas vinculadas a valores, que de nueva cuenta unifi­quen lo social, la integración contrarrestando lo individual; por lo cual “ los maestros y profesores [tienen] la tarea de cuidar la formación de las al­mas, transmitir y velar por los símbolos sagrados de la nación, la moral y el trabajo” filtrando influencias sociales, de esa nueva dirección y orientación global del contexto virtual, puesto que “la difusión de la internet y de las tecnologías digitales está teñida por sentimientos de pérdida y de creciente inseguridad existencial” (pp. 15, 17, 18).


 

Continuando con Palamidessi, Galarza, Lan­dau y Schneider (2006) indica que los sujetos con los que trabaja la educación (…) son creciente­mente atravesados por los flujos electrónicos glo­bales, estímulos, imágenes y textos que proveen una parte cada vez más importante de los mate­riales sobre los que se construyen las narraciones sociales y la identidad de los individuos conjugada por la comunicación sincrónica o asincróni­ca, en donde el docente debe trabajar sobre las formas de humanizarlos (pp. 23, 26). La delimi­tación del espacio presupone la fragmentación de un continuo que permite establecer una dife­rencia entre un afuera y un adentro, un aquí y un allá, un interior y un exterior. Esta segmentación no es producto de un sujeto aislado, sino que se encuentra, por lo tanto, porta significaciones do­tadas de valor, señala Landau (2006, pp. 76, 78).

 

Al docente se le exige la transmisión de valores que promuevan una mayor cohesión social para contrarrestar los problemas existentes, otorgando tiempo actual a la reflexión sobre las prácticas en este aspecto, dispuestos a desarrollar innovaciones para brindar al alumno esta formación, considerando perspectivas de desarrollo y vocación interna, analizando que la educación ya no se despliega en condición de uniformidad, si no de experiencia, reformulando contenidos potencializando su desarrollo en este contexto educativo sin ser cómplices de la deshumaniza­ción y destrucción de la convivencia entre seres humanos (Palamidessi, Galarza, Landau y Sch­neider, 2006, pp. 100, 101); es en el mundo fuera de la escuela, más que en la propia escuela, donde muchos de los chicos, se enseñan a sí mismos y a los demás todo tipo de experiencias importantes y realmente útiles sobre su presente real y futuro (…) tras la escuela nadie dice a los chicos qué aprender o hacer; siguen sus pasiones e intereses, quieren conectar con sus iguales para expresar y compartir sus opiniones en clase y alrededor del mundo, quieren una educación que no sea únicamente relevante, sino conectada con la realidad, en un mondo en el que ellos creen que debería ser importante lo es realmente (Prensky, 2013, pp. 11-13): sin embargo, se necesita enseñar a los chicos a respetar el pasado, pero a vivir en el futuro, es ahí donde los jóvenes de hoy pueden y deben aprender del docente. En esta coasociación, el trabajo del profesor consiste en actuar como orientador y guía del uso de las tecnología para el aprendizaje efectivo [incluidos los valores] con un enfoque de motivación y pasión al corto plazo, ya que el alumno  debe aprender a manejar una globalización con enfoque caótico y peligroso, por el tinte de información que se puede conseguir y manejar, produciendo cambios en él; y asumiendo nuevos papeles y responsabilidades respetándose como individuos, puesto que pueden ser un verdadero cambio o un potencial de destrucción, por lo cual, es preocupación genuina la ética en su aprendizaje y el correcto manejo de herramientas Tics a través de un aprendizaje constructivista, ya que es un agente de cambio global que debe usar lo aprendido para hacer algo benéfico, y su importancia al realizarlo. Con este enfoque, Prensky (2013) señala que el arte de preguntar en forma socrática es una habilidad que el profesor debe reforzar y practicar en la coasociación, con objeto de reflexionar cuestiones desafiantes para reconsiderar puntos de vista, practicar estrategias correctas; señala que dentro de las meta habilidades para el siglo XXI, se encuentra comportarse éticamente, pensar en forma crítica, tener buen juicio y tomar decisiones apropiadas, dentro de la habilidad de des-48 49 cubrir lo que hay que hacer (la opción correcta), puesto que una de las grandes oportunidades de las Tics, es el potencial de ayudar a otros a enmarcar sus habilidades (p. 232), conjugadas con la humanización del ser. Así pues, el alto dinamismo de la vida moderna en todos sus aspectos lleva a requisitos cada vez mayores para la calidad de la formación (…) las actividades propuestas están dirigidas no solo a la preparación profesional, sino también a proporcionar las condiciones para realizar el potencial creativo de los estudiantes. Una de las condiciones de desarrollo de la personalidad profesional y creativa del alumno es la individualización de la trayectoria educativa (Yuryevich, 2016).

 


Por su parte, Otrel-Cass (2016) señala que las aulas, junto con las nuevas herramientas tecnológicas que se están utilizando, son lugares que fabrican y (re) alinean cómo los jóvenes se ven a sí mismos (…) y forman su subjetividad en relación con los valores y racionalidades fundamentales de la sociedad y están incorporados en las prácticas de educación, es decir, forman su subjetividad en relación con los valores situados dentro de las normas culturales de la comunidad escolar; menciona la importancia del término subjetividad, detonando el análisis de a cómo la percepción de sí mismo de uno mismo está formada por las redes y comunidades en las que se participa, conlleva a la creación de identidad.

 

Ahora bien, cuando la integración de la tecno­logía se lleva a cabo (bien) de un modo correcto en la educación de infancia temprana, los niños tienden a interactuar más con otros niños e intercambiar información relacionada con tareas de la computadora, así como en general con el resto de la clase en curso y los temas del currículo (Mee-Lim, 2013), es decir, el humanismo digital hace presencia, recordando que Acevedo (2015) indica que la persona humana es parte del mundo natural e interactúa con él, pero no es reducible ni está determinada en él, por ello, la personali­dad “Requiere un diálogo en el que las almas real­mente se comunican” en conocimiento y amor.

 

Razón por la cual, García (2017, pp. 99, 101), ex­plica el término transhumanismo como rediseño del ser humano mediante la intervención tec­nológica en capacidades humanas, físicas, cognitivas y por tanto de personalidad, con la inten­ción [en supuesto] de mejorarlas, en donde el enfoque bioconservacionista de análisis, de una de sus ideas, postula a la naturaleza humana frente a las tecnologías, reflejando el riesgo de la propia condición y sus atributos morales básico, minando la dignidad. Vázquez y Hervás (2009, pp. 39, 159), por su parte, reafirman que “la satisfacción con una mismo, las relaciones interpersonales, la participación en la comunidad o el desarrollo de actividades significativas son importantes (…) facilitar el bienestar en infancia y adolescencia es responsabilidad social

(…) así la influencia de las relaciones interpersonales sobre el bienestar es aún más evidente en el caso de los niños y adolescentes”,[las cuales hoy en día se sujetan a relaciones virtuales]; en el bienestar colectivo, es igual de importantes, el contar con relaciones sociales y emocionales de calidad constituye una fuente insustituible de bienestar y valoración socio efectiva, siendo básicas para el aprendizaje y desarrollo de competencias sociales, manifestantes en el contexto de relaciones deteniendo ámbitos de confusión, intolerancia, frustración, siendo un factor de regulación de emociones compitiendo menos y compartiendo más, y con ello una menor turbulencia emocional.

 

Por tanto, como docentes, se debe identificar características que refuercen y articulen el de­sarrollo de buenas personas, fortaleciendo el ca­rácter en los jóvenes; como parte de su persona­lidad, no pasando por alto estas oportunidades de interrelaciones humanas como parte de su propio desarrollo, limitadas por el uso de Tics, acallando el aburrimiento, ocio o ansiedad, apo­yadas de actividades que conlleven el desafío y destrezas. Reforzando que el estar bien bajo el he­cho de relaciones interpersonales, el alumno crea estados afectivos positivos: favorecen la atrac­ción, simpatía, y apego a los demás, amplían el campo visual y foco atencional, generan pensa­mientos flexibles y creativos, permiten cambios constructivos, no defensivos, creando resistencia y resiliencia a las adversidades. Por lo cual, el en­señar y reforzar este tipo de habilidades sociales deben estar incluidas en programas con intervención para la mejora del bienestar, sin embargo, la libertad del individuo decide sus prioridades.

 

Es menester comentar, que el hecho de desarrollo en el ser humano, es tendencia internacional, por ello la necesidad del enfoque humanista en la educación del futuro, contrarrestando los efectos de las tecnologías de la información y comunicación en el desarrollo de habilidades sociales del propio individuo que afectan de manera directa el desarrollo de adyacentes, pa­rafraseando lo señalado por Ben-Shahar (2018) en su modelo SPIRE: en el bienestar intelectual la curiosidad, el involucramiento profundo y el músculo neural en relación con el físico [dedo] es muy rápido, aplicando la vida como un todo, en referencia al uso de las tecnología con enfoque de relaciones interpersonales, ya que, en base a investigaciones, se determina que las generaciones jóvenes no son felices [por la falta de relaciones interpersonales] porque las relaciones virtuales, no son reales, y nada sustituye un buen amigo para siempre, de ahí, la necesidad del manejo de las letras que más son utilizan en las redes sociales: bffo o bffa, siglas en inglés de Best  Friend Forever. Lo que conlleva a que en una relación virtual las relaciones personales, no se involucran, no se conocen física, emocional, intelectual ni espiritualmente.

 

CONCLUSIONES

La necesidad del enfoque humanista en la educación del futuro, se vincula a la transición de la personalidad adquirida a través de ellas, afectando consciencia y realidad social. Las tics han modificado lo personal, social y global en el siglo XX y XXI, digitalizando la cultura y con ello, re­laciones sociales más complejas, en una socie­dad-red. La educación positivista se debe con­jugar con la inteligencia o cognición distribuida, puesto que el contexto redes de la nueva los jóve­nes se deben conectar nuevamente. El binomio de aprendizaje debe dar paso a una conducta de desarrollo integral, al retomar una pedagogía hu­mana que relegue lo perdido por apps, afectando en forma directa la emotividad, interrelación, construcción y motivación. La nueva era de la tecnología amerita en forma paralela a su desa­rrollo y aplicación, despertar en el alumno el po­tencial físico, psíquico e intelectual, reforzando su personalidad, puesto que esta dependencia a tics refleja pérdida de identidad, valor, afectivi­dad y por tanto disminución del ámbito cognitivo. Por ello, la transmisión de valores, con énfasis en ética, y su reforzamiento en el modelo edu­cativo, promoverá una cohesión social que contrarreste los problemas sociales actuales y futuros, facilitando la regulación de emociones, el aprender a vivir juntos, a convivir con los demás, enmarcados en una educación de contenido y  sugestión.

 

El enfoque relaciones interpersonales con afectación transhumanista, se minan cada día, a causa de ello, la necesidad de reconsiderar el punto de vista de la educación futurista que está dejando de lado el enfoque emotivo, de in­terrelación y desarrollo personal del alumno.

 

Por lo cual, el desarrollo de personalidad, identidad, afectividad, cohesión social son tér­minos prioritarios en el nuevo binomio educati­vo futurista, formando y desarrollando el ser, la persona y el hombre, que faciliten el desarrollo de relaciones, enfatizando que la tecnología no sustituye a la educación, más bien, la hace más significativa al combinarse en forma conjun­ta, para lograr conciencia del entorno e involu­crarse en la solución de los problemas actuales en ámbitos sociales, culturales y educativos.

 

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[1] Fecha de recepción: 05 de noviembre de 2018/Fecha de aceptación: 10 de enero de 2019/Autor para correspondencia:

dggarza@uat.edu.mx/Universidad Autónoma de Tamaulipas, Unidad Académica Multidisciplinaria Reynosa-Rhode/Dirección:

Carr. Reynosa - San Fernando, cruce con Canal Rodhe, Arcoíris, 88779 Reynosa, Tamps 1.